Cristian Allamand en De Buena Madera.

Es Jueves por la tarde. Ando atareado intentando colocar unos cerámicos en el nuevo lavadero de mi residencia. La falta de paciencia con los operarios y creer que uno todo lo puede me llevaron a la laboriosa tarea de la colocación de pisos. En medio de la fajina y logrando un módico éxito en el intento recibo un mensaje de voz de wassap. Es Matias Gallucio y dice que me invita a una degustación especial en una vinería que no conozco del centro de Rosario. Se llama De Buena Madera y está en calle Italia entre San Luis y San Juan, en pleno centro de la city. El evento en cuestión se trata de la visita de Cristian Allamand a la ciudad, presentando sus vinos y charlando de su proyecto de Bodega Luminis.


Hago malabares con los horarios y cuestiones familiares, me saco la pastina de entre los dedos y salgo rajando para el lugar. Los vinos de Allamand me gustan y es una buena oportunidad de escuchar al hacedor. Llego con bastante tiempo. El lugar está bien puesto, es bonito y tiene un expendio de fiambres anexado. Hay una cuantas mesas acomodadas en el local. Seremos unas treinta personas dispuestas a degustar con gusto los vinos del señor que carga con el apodo de "Mudo".
Parece que le viene de la época que jugaba al rugby en el club Maristas de Mendoza. Allí conoció a  Martin Castro, con quien las vueltas de la vida lo encontraron siendo socios de una bodega. Antes de eso estudió enología y tuvo tareas diversas en varias de las más renombradas bodegas mendocinas, hasta que en los años 2000 se lanzó en éste emprendimiento que va dando buenos y personales vinos.
La bodega se llama Luminis, está en Lulunta, en Lujan de Cuyo y tienen fincas en el propio Lujan de Cuyo y en el Valle de Uco. Después ampliare en relación a cada uno de los vinos degustados.
Tiene una mediana producción anual que en su mayoría se exporta y el resto queda para el mercado interno.
Evidentemente el apodo de Mudo es irónico, porque don Cristian Allamand no solo habla mucho, sino que se expresa perfectamente en relación a una enorme y variada gama de temas relacionados con la producción de sus vinos. Tiene respuesta para todas las preguntas. Cuando tiene que ser técnico lo es y cuando tiene que ser más coloquial, tambien lo logra. Todo comprendemos perfectamente lo que quiere decir con sus vinos y la forma en que lo hace.
Probamos varios vinos. Alguno extraño, otros únicos, con personalidad, maduros, ricos, redondos, con sus características diferenciales. Todo un gusto degustarlos y ahí va lo que me parecieron:


Arrancamos con el que al parecer es el único ejemplo mundial de una cepa blanca que todos pensaban perdida. Se trata del Allamand Cuvee Saint Jennet 2016. Lo había probado hace algunos meses cuando Sole Bologna lo llevó a una de las degustaciones de Digame Sommelier, pero no le había prestado mucha atención. Ahora lo huelo y es muy aromático. Se abre con tonos florales y algo cítricos. Se me ocurre el malbón como flor, pero siento extraña la idea. Después le siento aromas como "gomosos" semejantes al Riesling. Después surgen nota cítricas como almibaradas. Le sube la temperatura y aparece otra extraña nota, algo entre la madera quemada y el café torrado. Sí, leyeron bien, eso dije... En boca entra con una acidez muy punzante, me recuerda a los damascos un poco verdes que comía en la infancia en épocas de verano. Pasa rico y fresco. La etiqueta dice que tiene 11,5 grados de alcohol, pero la realidad es que tiene 9. Es para que sea un día caluroso y estar en ese lugar perfecto y tomarse una botella de éste extraño y rico vino blanco. Una rareza que da para probar porque está buena.




El segundo fue el Allamand Valle de Uco Pinot Noir 2013. Dos cosas para decir al respecto. La primera es que los vinos de la bodega que provienen de Uco son llamados con el apellido del enólogo y los que provienen de Luján de Cuyo son llamados Luminis. Este Pinot Noir es de El Peral en el Valle de Uco.  La segunda es que en éste año 2017 que estamos transitando la bodega está dando a conocer los vinos de cosecha 2013! Todo un dato a tener en cuenta, porque son vinos que están maduros, que se han aplacado con el correr del tiempo y que recién ven la luz cuando deben verla.

El Pinot Noir tiene un color bastante oscuro. Tiene aromas a mermeladas de frutillas, o quizás franbuesas y algo como hongos. Es bastante tánico en boca, algo alcohólico al principio, caracteristica que se aplaca cuando se abre el vino y tiene una buena y refrescante acidez. Es un Pinot bastante típico por un lado, pero con una estructura desacostumbrada en los demás ejemplos que suelen vestir nuestras mesas. No es de los que más descollan de la cepa, pero está bueno.


El que sigue es el "vino jóven" de la degustación. Es el Allamand Valle de Uco Malbec 2014. Casi sin intervención de madera, es un vino que al principio expresa ciruelas bien frescas, después se abre en notas florales, como a violestas y le agrego unos tonos de cuero y té negro. El vino tiene una cierta frescura vibrante todavía a pesar de tener casi cuatro años. Es un poco tánico, pero firme y redondo.


El siguiente es el Luminis Perdriel Malbec 2013. Este Malbec de Lujan de Cuyo, de la microzona que le da nombre al vino, ya tiene una mayor intervención de la madera. Se sienten mermeladas de ciruelas y chocolate. Y también flores pero no tan marcadas. En boca es untuoso, goloso, pero manteniendo una frescura que le da vida. Tiene también aromas especiados, como a orégano. Es un poco amargo en el final, pero rico. Recuerdos ahumados cuando uno lo toma. Es un vino bastante complejo, maudro, quizás un poco cerrado todavía, pero con mucho para expresar todavía.


Y a continuación tomamos el Allamand Altamira Malbec 2013, su hermano del Valle de Uco, de la prestigiosa zona del Paraje Altamira, con similar vinificación, pero expresando una personalidad completamente diferente. Al abrirse se siente una nota de brett y cuero, que desaparece casi instantáneamente al mover un poco el vino en la copa. Después expresa notas especiadas, como a tomillo y un caracter fresco y mentolado. Tiene la famosa y polémica nota mineral, es fresco y un poco tánico todavía al tomarlo, pero tiene un buen pasar, bastante redondo y rico. Este fue el vino que traje en el asiento del acompañante en el camino de vuelta a casa. Todo un vinazo que da gusto probar.

Don Allamand cuenta que espera los vinos, los deja madurar en la bodega, hace que se vayan haciendo grandes antes de sacarlos demasiado pronto al mercado. En ese punto me hace acordar a Don Carmelo Patti, con todas las diferencias de búsquedas enológicas que separan a ambos enólogos.
Por ésta cuestión es que la pregunta se hace evidente cuando probamos el tope de gama de la bodega.



 El H 2013 Allamand es un vinazo super concentrado al que para mi le falta un tiempo todavía en botella para terminar de desarrollarse. Es pesado y negro en la copa, huele a mermeladas de ciruelas y tomillo y té negro y madera. Al entrar en boca es pesado, intenso, algo tánico y deja un recuerdo láctico como a leche condensada y especies. Es rico, medio dulzón en el paladar y con un final larguísimo.
No es una crítica al proyecto, supongo que hay consumidores que prefieren tomar los vinos así, pero humildemente creo que si uno compra éste vino hoy en día es mejor dejarlo en la cava un par de años más para que termine de desarrollar su potencial.

Terminamos la degustación con unos fiambres de la casa. Estuvo muy bien escuchar a otro hacedor de vinos que se presenta y deja sus enseñanzas. Gracias a don Gallucio por la invitación y seguiremos por los caminos del vino intentando desentrañar los secretos que vienen embotellados en envases de 750 cm3.
Salud.



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