Alma 4. Los Fab Four del Sparkling Wine.



Cuenta la leyenda que cuatro adolescentes mendocinos se conocieron en el colegio secundario allá por los noventa y forjaron una amistad que dura hasta éstos días.
Cuenta la leyenda además, que los unía la pasión por la vitivinicultura y la innovación. Charlas, juntadas, proyectos, sueños, deseos y búsquedas mutuas encontraron un lugar donde desarrollarse. El resultado de ésta pequeña historia se llama Alma 4, un proyecto de cuatro amigos que buscan producir vinos espumosos innovadores y de alta calidad.


Funcionando bajo el paraguas de la Familia Zuccardi tiene un funcionamiento autónomo y paralelo al gigante de la vitivinicultura y a fuerza de vinos a la vez ricos y novedosos, se ha ganado un gran lugar en el micromundo de las burbujas argentinas.
Una tarde cualquiera me llama por teléfono Jorge Oggero, reconocido sommelier rosarino. Es para invitarme a almorzar degustando las etiquetas de Alma 4 en el Restaurante Refinería. Imposible negarse a una invitación de ese estilo. Anda por la ciudad Mauricio Castro, uno de esos cuatro adolescentes de la leyenda que se ha convertido en Ingeniero Agrónomo y uno de los titulares del proyecto.
Vamos a degustar el porfolio completo. Son cinco espumantes. Cada uno con su característica diferencial y su personalidad consolidada. Son todos elaborados mediante el método champenoise de segunda fermentación en botella. Todos pasan entre 20 y 40 meses en botella antes de salir al mercado y se caracterizan por la innovación. Veamos:



Arrancamos con el Alma 4 Viognier. Según palabras de Mauricio, es un caso único en el mundo de vino espumoso hecho con esa cepa. Seguro que en Argentina es así. Es un espumante muy llamativo en aromas. Muy frutado, a frutas blancas como peras o ananá y a duraznos dulces. Toques melosos y apenitas florales. Se sienten las levaduras. Parece algo así como aroma a frutas abrillantadas o pan dulce, fresco y dulce. En boca es bastante untuosos, pero a la vez tiene una punzante acidez y un recuerdo frutal muy intenso, sobre todo a ananá. Es bastante largo. Fue uno de los más aplaudidos por los concurrentes. Sobre todo es el más llamativo de todos. Aplauso para el primer Alma 4.


El segundo es el Alma 4 Pinot Noir Chardonnay. Este es un poco más tradicional. Producido con las cepas tradicionales de la Champagne, es un vino mas fino que el anterior. Delicado, con aromas a levaduras y flores. Toques minerales y a cítricos, algo así como la piel del limón. Es fino en boca. Delicado paso de las burbujas y fresquísima acidez un poco cítrica. Me gustó también cierta untuosidad y estructura que lo hacen muy gastronómico.


El tercero es el Alma 4 Pinot Noir Rosé. De un color a cáscara de cebolla muy llamativo y delicado. En aromas aparecen frutas rojas como frutillas o cerezas bien dulces mezcladas con las levaduras y un toque un poco herbáceo. En boca se me aparece un poco más dulzón que los anteriores. Untuoso y más bien amplio. Sin una acidez llamativa. Se nota el Pinot Noir y se disfruta a su manera muy personal.

Estos tres vinos los probamos mientras comíamos diferentes entradas. Funcionaron muy bien cada uno a su manera en relación a los crocantes, los picantes, los dulces, las mollejas y los langostinos. Todo muy rico, tema aparte a destacar.


Ya con el plato principal probamos el Alma 4 Chardonnay Roble. Llamado así porque parte del vino base utilizado para hacerlo (un 25 % aprox.) fue fermentado en barricas de roble. Esto le da una estructura y un carácter más "musculoso" al vino resultante. Es un espumante sin grandes despliegues aromáticos. Con levaduras y frutas blancas, especialmente peras. Pero de gran presencia en boca. Fino, untuoso, fresco con acidez cítrica y un rico pasar muy largo. Un muy buen vino para comer.


Finalmente nos encontramos con la rareza y estrella de la línea. La "oveja negra" podríamos decir en un gran esfuerzo humorístico de salón. El espumante tinto hecho a base de Bonarda. El Alma 4 Bonarda es único por un montón de razones. La primera es que es tinto. Tiene aromas a mermeladas de frutos rojos y negros. Sobre todo de higos. Un toquecito de oxidación de la evolución que lo hace un poco más complejo e interesante. Yo le sentí aromas como a café torrado, caramelo  y mentol. Todo eso y aparte una importantísima estructura al tomarlo acompañada de una acidez punzante y un ataque dulzón riquísimo. No hay que perderse de tomar una botella de éste espumoso de vez en cuando. Es muy bueno, es rico, es diferente, es interesante.

Gracias a don Oggero por la invitación. Gracias a Mauricio Castro por la charla y los vinos. Gracias a Refinería por la excelente comida. La pasamos bomba en un mediodía de miércoles en Rosario, disfrutando y conociendo a Alma 4.


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